El noroeste de la provincia de Córdoba fue víctima durante todo el fin de semana de un incendio voraz que afectó viviendas, campos, animales, pastizales y requirió de la colaboración de cientos de bomberos voluntarios que trabajaron a contrarreloj para frenar las llamas.
Las fuertes ráfagas de viento y el clima seco de la región fueron pilares fundamentales que hicieron realidad la propagación del fuego en distintos puntos de la provincia. Este desastre, uno de los más importantes de los últimos años, arruinó en pocos minutos el esfuerzo de años de muchos productores rurales. Causó daños económicos, emocionales y dejó historias dignas de ser contadas.
“Ver la cara de mi viejo te deja sin palabras”
Una de ellas es la de Sergio Cotoloni, productor agrícola–ganadero de la localidad de Reducción. El rostro devastado de este hombre de 43 años se hizo viral en las redes sociales luego de que su hija lo publicara en su cuenta de twitter, posteo que rápidamente llegó al alma de miles de personas y desató un sinfín de comentarios.
En la imagen está reflejado el dolor de su padre al ver cómo todo el empeño puesto al trabajo durante años iba siendo arrasado en pocos segundos. Y en él se refleja, también, la penosa y cruda realidad que tantos otros hombres rurales están sufriendo a causa del incendio que mantiene en alerta a toda Córdoba.
“La verdad no tengo palabras, en cuestión de segundos ves como se va perdiendo todo. Ver la cara de mi viejo te deja sin palabras”, afirmó Lourdes, hija del productor afectado.
En diálogo con el portal Infocampo, el protagonista de la historia relató el triste momento que atraviesa y afirmó que “hay que empezar de cero”. Cotoloni combatió él mismo el fuego pero poco pudo hacer ante semejante incendio que cada vez iba tomando mayor prisa.
“Será un costo impresionante y nos llevará mucho tiempo”
“En nuestro campo había hacienda, cerdos, ovejas, caballos. Hicimos todo para salvarlos y por suerte logramos que no los agarre el fuego”, contó poniendo por delante lo positivo. Sin embargo, 250 hectáreas de las 700 que posee fueron arrasadas. Además, entre otras pérdidas, sufrió la quemadura de alambres, corrales, transformadores y la corriente eléctrica. “Será un costo impresionante y nos llevará mucho tiempo”, enfatizó.
Asimismo, advirtió que aún vuela mucha tierra y cenizas porque sigue todo muy seco y que lo primero que hay que lograr es parar esas voladuras. “No sabemos cómo hacerlo, más que esperar que llueva lo más pronto posible”, finalizó.
