Durante una entrevista con Tranquera, en la que también habló de las perspectivas sobre la cosecha, el presidente de Argentrigo, Miguel Cané, consideró que una baja temporal de las retenciones sería insuficiente para que los productores y exportadores, de diferentes cultivos, aceleren la liquidación de divisas.
“Lo escuché (al rumor) y desconozco hasta que punto eso puede llegar a ser así, pero es muy difícil que en un país como el nuestro, con tanta desconfianza, la gente responda a esos estímulos. Me animaría a decirte que no serviría, porque son manotazos de ahogado, como muchas otras medidas que no tienen el impacto buscado. Para que eso no suceda, se debe generar confianza”, se explayó el dirigente al ser consultado sobre la versión que circula acerca de la posible disminución en los derechos de exportación, para que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) logre así un mayor ingreso de dólares y deje de perder reservas.
Asimismo, explicó: “El hecho de que los productores se resguarden en granos suele tener cierta irracionalidad en algunas ocasiones. Incluso, a veces se retiene ante una expectativa de precios a la baja. Pero, en un país con tanta inestabilidad, es la única alternativa que muchos tienen para no quedarse descalzados ante futuras obligaciones. Para nadie es agradable guardar toneladas de granos durante un año como moneda de pago. Sería más simple liquidar y usar el dinero, que tener los granos en silobolsas, donde además hay que mantenerlos y se pueden deteriorar”.
“Se piensa que habrá una devaluación porque la brecha es insostenible”
Por otro lado, evaluó que la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los paralelos “no ayuda” a que se liquide más rápido. “Se piensa que habrá una devaluación (del tipo de cambio oficial), porque la brecha es insostenible y entonces muchos productores prefieren quedarse con los granos. Son múltiples factores. Pero la desconfianza es el germen de todo esto”.
Según la información que el portal Infobae relevó en el sector privado, la cifra que apunta el Gobierno para que los agricultores comercialicen es de casi USD 9000 millones.
En la soja, según publicó Infobae, restan por venderse unas 26 millones de toneladas, por un valor de USD 7280 millones. En maíz, son 10 millones de toneladas sin comercializarse, que significarían USD 1650 millones. Finalmente, en trigo, tan solo faltan por liquidarse 188 mil toneladas, que representarían casi USD 36 millones.
Una campaña triguera con sabor amargo
“Con una superficie de 7 millones de hectáreas que se esperaba en un principio, pintaba para ser una campaña récord arriba de las 20 millones de toneladas, y lo hubiésemos logrado con unos 3000 kilos por hectárea, que es un rinde normal. Pero la realidad es que va a haber menos trigo, porque la sequía impactó, y eso es una macana”, señaló Cané.
De hecho, la primera estimación de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) había sido de 21 millones de toneladas, mientras que recientemente la ajustó a 17,5 millones. Es decir, 3,5 millones menos, lo que significaría una reducción de USD 800 millones en ingresos de divisas al país.
“El rinde promedio va a ser de 2690 kilos, cuando veníamos superando los 3000”
“El rinde promedio va a ser de 2690 kilos, en las 6,5 millones de hectáreas que finalmente se sembraron, cuando, en los últimos años, veníamos superando los 3000. Mientras que en la campaña pasada fue de aproximadamente 2900, número que a su vez fue menor al anterior rendimiento. Evidentemente venimos experimentando un impacto importante en ese aspecto”, analizó.
Asimismo, en un informe de esta semana, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) indicó que la situación del trigo “es muy complicada” en la región agrícola núcleo pese a las últimas lluvias. “A días de comenzar sus etapas más críticas, se estima que el rinde ya cayó entre un 10 y 25%. Los técnicos proyectan que la falta de agua, de no remediarse en poco tiempo, puede comprometer un 50% más del rendimiento. Hasta la semana pasada, la condición mala y regular reunía a 700 mil hectáreas, el 44% de los sembrado este año (en esa zona)”.
A su vez, Cané explicó que la seca golpeó al cultivo principalmente en Córdoba y el centro de Santa Fe, pero también en el noroeste y noreste del país, que “si bien no son las zonas de mayor producción, representan una parte importante”.
También resaltó que a pesar de las precipitaciones, en zonas que estaban bastante secas, en el oeste no se materializará el rinde potencial. “Si bien se revirtió el tema de la sequía, total o parcialmente, tampoco se van alcanzar los resultados esperados”.
Como punto positivo, manifestó que el sudeste bonaerense, zona triguera por excelencia, “se encuentra intacto”, salvo por algunos pormenores. Esto se debe, argumentó, a que había lugares donde incluso hubo excesos de humedad al principio de la campaña, por lo que se realizaron siembras tardías. “Eso te da cierto grado de imposición a una sequía tardía, porque los ciclos son más cortos y se sienten menos. Además ya empieza el calor, y puede haber algunas lluvias de cara a fin de año, cuando es la época de cosecha”.
En cuanto al sudoeste y parte de La Pampa evaluó que “están muy bien, porque este año no pasaron por sequías, como les ocurrió en otras oportunidades”.
Respecto a Entre Ríos, donde la Bolsa de Cereales de esa provincia señaló que el “80% de la superficie se encuentra en una condición óptima”, Cané agregó que, no obstante, “hubo sequías en algunos lugares donde quizás no se alcancen los rindes esperados”.
Inquietud por el trigo resistente a la sequía
Durante la entrevista con Tranquera, Cané habló de la posible implementación del trigo HB4 tolerante a la sequía, que creó la empresa Bioceres, junto a la investigadora del Conicet y del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral, Raquel Chan.
“En el caso de que en Argentina se apruebe, sería el primer país del mundo donde un evento de trigo transgénico se implemente de manera comercial. Pero me da la sensación de que no estamos ante una situación inminente de aprobación. Veremos cómo se avanza en lo que resta de este año y en el 2021”, aseveró.
El desarrollo ya fue aprobado por la Comisión Nacional Asesora de Biotecnolgía Agrícola (Conabia) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), pero no aún por la Secretaría de Mercados del Ministerio de Agricultura de la Nación.
Si bien su instrumentación comercial ya recibió el respaldo de algunas entidades como la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), lo cierto es que genera temor en actores de la cadena triguera, quienes temen que complique la inserción comercial de la Argentina en los mercados internacionales.
“La preocupación de algunos sectores de la cadena es que el trigo convencional se pueda llegar a contaminar por el trigo genéticamente modificado”, comentó Cané.
De hecho, en la actual campaña, Bioceres sembró más de 6200 hectáreas en 24 establecimientos, para multiplicar semillas de este evento genéticamente modificado y hacerse de un stock, con la intención de que próximamente sea aprobado para su uso comercial.
En este marco, las autoridades de Argentrigo, que entre sus asociados cuenta con referentes de toda la cadena de valor, incluso Bioceres, manifestaron su inquietud durante una reunión que mantuvieron el lunes con algunos funcionarios nacionales. Entre ellos, el Secretario de Agricultura de la Nación, Julián Echezarreta, y el presidente del Instituto Nacional de Semillas (INASE), Joaquín Manuel Serrano.
“Nos contaron, sobre todo, como es la parte técnica de los controles y de la supervisión. Nos dejaron más tranquilos respecto a nuestra inquietud, ya que todo está bajo control de la Conabia y el Ministerio. También sabemos que Bioceres está haciendo lo que corresponde y nunca ocultó que tuviera unas 6200 hectáreas en producción. De cualquier manera, también existe la posibilidad de que este trigo, que se va a cosechar durante los próximos dos o tres meses, pueda guardarse durante dos años bajo la supervisión del Ministerio”, finalizó Cané.
