jueves, abril 25, 2024
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Pelegrina sobre el acuerdo porcino: “Hay que tener precaución de que los chinos no se hagan un festín”

Durante una entrevista con Tranquera, en la que se refirió a varios temas vinculados al campo, el presidente de la Sociedad Rural mostró reparos sobre el posible convenio con China, aunque afirmó que el fortalecimiento de la actividad porcina es un buen camino para crear trabajo.

El 2020 no pasó desapercibido para ningún rubro. El agro, pese a que pudo seguir adelante durante toda la pandemia, al ser declarado “actividad esencial”, también vivió un año muy particular. Los roces con el Gobierno nacional, los ataques a silobolsas, la fallida intervención de Vicentin y las usurpaciones de tierras, sin duda marcaron a la actividad.

Ante este escenario, Tranquera se comunicó con el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Daniel Pelegrina, para repasar lo que dejó este convulsionado 2020, pero también para analizar aspectos que hacen al presente y futuro del sector, como el posible acuerdo porcino con China, que durante esta semana siguió provocando polémica. 

-En este primer año del mandato de Alberto Fernández, ¿hubo cambios positivos en el conflictivo vínculo del agro con el kirchnerismo? 

-Cuando nos reunimos con el presidente apenas asumió, y también cuando todavía era un candidato, el mensaje que dio fue que el campo es importante, que nos consultaría sobre las medidas, y que entendía que el nivel impositivo estaba muy alto, aunque no veía probable una reducción de la carga, especialmente de los derechos de exportación.  Pero que no habría intervención del comercio. 

Los problemas, que desde hace muchísimos años tiene la Argentina, exceden a este Gobierno

Pero el Gobierno no empezó así, porque hubo suba de los derechos de exportación, que en marzo generó un cese de la comercialización.  En el medio hubo muchas distorsiones como fue el tema de (la intervención de) Vicentin, las ocupaciones de tierras y permanentes ataques a lo que consideramos un derecho esencial para el hombre de campo, que es su propiedad. También vimos muchas alteraciones al normal orden de nuestra Constitución, como reformas judiciales inoportunas e intervenciones a ese Poder.  Todas señales en contrasentido a lo que se prometía.

Los problemas, que desde hace muchísimos años tiene la Argentina, exceden a este Gobierno.  Pero, de alguna manera, muchos pensaban que tendría que abordarlos para poder empezar con las soluciones de fondo. 

Esos problemas tienen que ver con un desajuste entre los gastos e ingresos de un Estado que ha crecido demasiado y que es voraz, generando una presión impositiva que es asfixiante para la actividad privada. Y que además retorna servicios de bajísima calidad.

Nada de eso ha encontrado el camino para una solución. Más bien todo lo contrario. Lo que vemos es una mayor voracidad y resistencia a cualquier tipo de ordenamiento de este gasto desmesurado.

Entonces todos los problemas viejos quedan ocultados, pero superados por las dificultades nuevas que trae la pandemia. Eso lo que hace es provocar una situación muy preocupante.

Al margen de que para el sector existió la posibilidad de seguir trabajando y eso tiene que ser visto como un activo para la Argentina, por haber podido desarrollar casi normalmente nuestra actividad, con mucho esfuerzo. Esa es una gran noticia para el campo, la República, y también nuestros compradores del mundo, que entonces ven en el país a un proveedor confiable.   

-Más allá de las críticas al Gobierno, ¿ves en el ministro de Agricultura, Luis Basterra, una vocación de diálogo?

Siempre nos atendió el teléfono y en reuniones, pero no hemos podido avanzar. Toda la primera parte de su interlocución tuvo que ver con resolver algunos problemas puntuales que afectaban al desenvolvimiento normal del agro. Pero no hubo soluciones de fondo. Fuimos a reuniones buscando un diálogo con ese objetivo.  Presentamos una política que está contenida en un documento que nosotros escribimos desde la Comisión de Enlace, y que es muy rico en propuestas, pero no pudimos seguir adelante con las mismas.  Lo hemos visto muy atrancado en su operatoria. El Ministerio no avanzó prácticamente en nada.        

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-Se te cuestionó internamente, en la Sociedad Rural, que compartieras el acto por el 9 de Julio con el presidente, en medio del conflicto por Vicentin. ¿Te arrepentís de eso?

-No. El acto fue una convocatoria institucional y pública que el presidente hizo al Grupo de los Seis, el cual integramos hace más de 30 años. Después siempre hay utilizaciones de esas cuestiones. Pero la institucionalidad es lo primero que tenemos que reforzar en la Argentina. Hablamos de un montón de cuestiones relacionadas a la actividad económica y cada sector abordó sus temas con el presidente y varios ministros. Incluso situaciones concretas, como impedimentos para que los productores y trabajadores rurales transitaran libremente entre las distintas provincias. En definitiva, no hay de qué arrepentirse.

Las altas retenciones y la brecha cambiaria están entre los aspectos que más preocupan a los productores en cuanto a la rentabilidad del negocio. ¿Considerás que pueden tener una solución en el mediano plazo?

-Sería imperioso tener una solución en el mediano plazo. Por lo menos, que haya señales muy claras sobre este mecanismo distorsivo, que son los derechos de exportación. Quien paga un tercio, en el caso de la soja, de su ingreso, aparte del resto de los impuestos, tiene una enorme pérdida de competitividad.

Por el diferencial del tipo de cambio, tuvimos reuniones con el presidente del Banco Central (Miguel Pesce), refiriéndonos a los inconvenientes que iba a traer esta brecha para la rentabilidad. Porque nuestros insumos normalmente tienden al valor más alto del dólar, mientras que nuestros productos, por los derechos de exportación, tienen una caída muy importante sobre el tipo de cambio oficial. Esa diferencia generalmente saca de la producción a muchísimas áreas con menor rendimiento o más lejanas al puerto, con mayores costos.  Pero no veo en el Gobierno que haya un rumbo hacia la resolución de estos problemas, que pasa por generar confianza y alicientes para que haya mayor productividad.        

-Se está barajando la posibilidad de un acuerdo porcino con China, al cual muchas organizaciones ambientalistas y veganas se oponen. De hecho, el presidente días atrás recibió un petitorio con más de 500 mil firmas en contra. ¿Cuál es tu visión al respecto?

-Desconozco cuales son los detalles del acuerdo. No fuimos consultados ni informados de ningún tipo de pormenor sobre este proyecto que desconocemos.

Hay que mirar con detenimiento los compromisos que se asumen con una potencia como China. Especialmente, por su régimen de gobierno, que en lo económico es más tendiente hacia las libertades, pero no es así en lo político, y verdaderamente a veces es muy preocupante. Porque hay cuestiones de política internacional muy dificultosas, que pueden generar perturbaciones en las relaciones con otros países. Y Argentina tiene que comercializar con todo el mundo.  Entonces hay que tener mucho equilibrio en las condiciones.

No fuimos consultados ni informados sobre el acuerdo con China

Además, siempre están frescas las faltas de respuestas a algunas cuestiones concretas, como este famoso observatorio de los chinos (en referencia a la base militar) que hay en el sur.

Por otro lado, Argentina es uno de los principales productores de soja del mundo, que es uno de los alimentos de los cerdos, además de ser un proveedor de maíz. Nuestro país tiene agua, territorio y mano de obra calificada para producir tecnológicamente, guardando absoluta amistad y reparo con el ambiente.  La producción moderna de cerdos no causa ningún tipo de contaminación.

Entonces que haya inversiones para transformar nuestros granos en productos de mayor valor agregado es una buena cuestión.  Eso lo hablé personalmente con el presidente, justamente el 9 de Julio.  Él me ha mencionado esa capacidad enorme que tienen los cerdos de transformar granos en carne.

Por supuesto, hay una mirada de los ambientalistas que no se basa en lo que la ciencia dice, sino en creencias y en la fe. Hacen de estas cuestiones una doctrina, y desde esa perspectiva es muy difícil abordar el tema.

Desde la ciencia se puede demostrar que hay producciones absolutamente sustentables. Además, es el único camino para alimentar un mundo que crece y necesita más comida.  Entonces no se entienden esas restricciones que quieren imponerle a la producción en el mundo. Especialmente en Argentina, que necesitamos generar trabajo y desarrollo.

En ese sentido, una actividad como la porcina le da un escalón más al valor y genera mucha mano de obra, en los frigoríficos y en las instalaciones para engordar los cerdos.   Además, eso se puede hacer localmente, diseminado en todo el territorio nacional, como una manera de lograr un crecimiento armónico.

Con una mirada geopolítica y amplia, son muchas más las ventajas, que las desventajas.  No tengo dudas que deberíamos avanzar en cosas de esta naturaleza.  Pero, como siempre digo, con la precaución de que los chinos no vengan a hacerse un festín. No me parecería razonable, por ejemplo, que vengan a producir en Argentina con mano de obra de China. 

-¿Hay alguna posibilidad que la Sociedad Rural se sume en el corto plazo al Consejo Agroindustrial Argentino, como ya lo hicieron las otras entidades de la Comisión de Enlace? ¿Por qué todavía no se incorporaron?

-Ese grupo nació con ciertas prerrogativas, sin gobernanza, ni claridad en quienes eran el resto de los integrantes. Nos parece que es una construcción que se debe hacer a criterio y basada en el principal capital que tienen estas cuestiones, que es la confianza.  Pero no nació así.

Por otro lado, esa falta de confianza estaba en el proyecto. Porque si bien nosotros compartimos que hay que exportar más y crear más mano de obra, no creemos que sea de cualquier manera. No unos a costa de los otros. Y estaba claro, como después se manifestó, que había un objetivo principal en lograr un diferencial (de la industria sobre los productos primarios) en el derecho de exportación a la soja. Algo que nosotros veníamos rechazando permanentemente. Porque nos parece que es una transferencia de ingresos de los productores hacia otro sector de la economía. Así no se construye.

Además era bienvenido este grupo por muchísimos actores políticos que nos negaban a la Comisión de Enlace reuniones, porque parecíamos calcinantes.

Por estas cosas, resolvimos desde un primer momento, institucionalmente, no participar de ese espacio. Porque además veníamos construyendo otro espacio que sí tenía detrás un proyecto de comunicación del campo y la agroindustria hacia la ciudad y el mundo, que podía lograr esa confianza. 

A medida que va pasando el tiempo, vemos que nos sentimos cómodos en la Comisión de Enlace sin participar de algo que no compartimos.  Porque pensar que se va generar una solución con un proyecto de ley que va a estabilizar la política fiscal y las retenciones por 10 años, es un concepto que nosotros lo rechazamos de plano. Nosotros queremos que las retenciones tengan fecha de vencimiento.

Tampoco nos parece sentarse a una mesa con el Gobierno,  con el condicionante muy fuerte de que no se afecte a la caja. No hay que sacarle recursos al Estado, pero el Estado tiene que entender que no puede seguir creciendo desmesuradamente y requiriendo de cada vez más impuestos.  Otro condicionante es vincularnos con los precios de las canastas de alimentos, cuando nosotros no formamos precios. Tenemos una baja incidencia con nuestros productos en los valores finales.  Por eso, no nos parece sentarse para que se enrostren cosas que no son ciertas. 

-Por la pandemia, se suspendieron las elecciones en la Sociedad Rural, en las que ibas a enfrentarte al candidato opositor Nicolás Pino. ¿Ya tienen pensada otra fecha para su realización?

-Aclaro que nosotros no las suspendimos, sino que hubo una resolución. Como rige para las entidades civiles como la nuestra, la asamblea tiene que hacerse presencial, no puede ser virtual, al presentarse dos candidatos. Para eso no tiene que haber ni distanciamiento ni aislamiento social obligatorio. Entonces la IGJ (Inspección General de Justicia) determinó que se prorrogaran los mandatos hasta que puedan realizarse (los comicios). Estamos esperando a que se levante el distanciamiento social y el Estado nos de la autorización, para convocar inmediatamente a la asamblea. Para eso, debemos tener las condiciones, y por eso todavía no sabemos la fecha. Hemos hecho todas las demandas posibles a las autoridades para que se concrete lo antes posible.  

-En caso de ser reelecto, ¿cuáles serán las prioridades y los desafíos de tu gestión?

-Seguiré con un gran equipo que conformamos durante estos dos años, con productores y otra gente que también sabe de lo que habla, diseminado federalmente en toda la Argentina. Continuaremos en la defensa de nuestros socios y los productores agropecuarios en general, que comparten nuestras ideas económicas y de sustentar a la política que tiene que aplicarse en Argentina en valores y el respeto a la Constitución y las leyes.  

Además, seguiremos insertándonos con las entidades que tenemos confianza y que creamos ámbitos de trabajo, como es el Foro de Convergencia, el Grupo de los Seis y la Comisión de Enlace. Al igual que afianzaremos el trabajo que hacemos con muchas otras organizaciones, tanto locales como internacionales, en esa proyección que hoy tiene La Rural en el contexto de las relaciones de Argentina con el mundo.

Por supuesto, continuaremos perfeccionando nuestros servicios, haciéndolos cada vez de mejor calidad y con menores costos, tratando de incrementar la base societaria.

 

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