Si bien las lluvias de los últimos días destrabaron la siembra y aseguraron el desarrollo de la soja implantada, los cultivos siguen en una situación vulnerable: aún continúa el déficit hídrico en el suelo para los lotes que deja el trigo y se necesitan precipitaciones en los meses de verano para el crecimiento de la oleaginosa.
Estas estimaciones surgieron a raíz de un informe de la Bolsa de Rosario. “El verano arranca con un aporte de agua que tranquilizó los ánimos y disminuyó el estrés sobre la gruesa, pero que de ningún modo implica un cambio de tendencia” comentó el especialista José Luis Aiello, para quien “es muy posible que debamos transitar el resto de la campaña con una volatilidad de lluvias similar a la primavera 2020”.
Asimismo, desde la entidad resaltaron que los “núcleos de tormentas puntuales” del fin de semana, podrían “potenciarse entre martes y miércoles, desarrollando fenómenos puntualmente fuertes sobre la región”.
“Los cultivos están mejor en su condición que hace un año atrás, pero analizando la película entera, la situación es mucho más vulnerable”, agregó el informe. Para Aiello, “una primavera con reticencia de lluvias es compleja, pero esta lo fue aún más: cada uno de los tres meses que la componen aportaron precipitaciones por debajo de la media”.
Por último, el informe destacó que “en el mejor de los casos, los registros totales del trimestre completaron el 65% del valor estadístico, y esto solo ha sucedido en la provincia de Buenos Aires”.
