De manera virtual, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) eligió ayer al contador público Horacio Fermín Salaverri como su nuevo presidente.
Salaverri, quien se desempeñaba como tesorero y ya la presidió entre 2012 y 2016, se pondrá nuevamente al frente de la entidad hasta 2022. Para conocer más sobre cuales serán los principales objetivos de su gestión y analizar la actualidad del agro, Tranquera se comunicó con el dirigente.
-¿Por qué quisiste volver a ser presidente de CARBAP luego de ya haber ocupado ese lugar en dos oportunidades?
-La renovación de las autoridades debió haberse hecho en julio del 2020, pero por la pandemia hubo una prórroga de mandatos y no se pudo realizar. En ese marco, considerando el estado de la situación político-gremial y económica del país, se entendió que por un período corto de un año y medio, hasta la próxima modificación de la mesa (ejecutiva), que será en julio del 2022, se eligiera a una persona que ya tuviera experiencia en el ejercicio de la presidencia de CARBAP. Intercambiando opiniones entre dirigentes, se entendió que podía ser mí persona la que podía responder a esa necesidad.
-¿Cuáles van a ser los principales desafíos que tendrá tu gestión?
-En lo coyuntural, hay un desafío presente sobre esta idea del desacople de los precios internacionales de los alimentos con los domésticos. Porque nosotros entendemos que esta situación lleva a tomar medidas de carácter intervencionista que claramente han fracasado en el pasado. Por eso es algo que debe mantenernos muy preocupados en estos momentos, tratando de aportar ideas que no pasen por las que el Gobierno ha intentado y ya fracasaron, como lo que pasó a fin de año con la prohibición a la exportación de maíz.
En lo que respecta a lo agropecuario, uno de los desafíos es sobre la cuestión medioambiental. El sector está preocupado por una cantidad de normativas que afectan a los aspectos productivos y que nada tienen que ver con lograr el equilibrio necesario para una producción sustentable. Entonces vamos a desarrollar una tarea muy fuerte en ese sentido, directamente con la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, las universidades y los consejos profesionales, para llevar certezas sobre la actividad. En un país productor de alimentos entendemos que no se trata de poner leyes que prohíban, sino que permitan producir sustentablemente y de manera segura. Porque muchas veces en la Argentina se cae en el pecado de prohibir algo que no puede controlarse. Y acá no se trata de prohibir, sino de trabajar de acuerdo a lo que determinan las reglas de sustentabilidad de la producción, que son muy conocidas.
Por otro lado, tanto en Buenos Aires como La Pampa, la infraestructura, que hace a la transitabilidad de caminos y la conectividad, es un tema complejo a abordar, que no ha tenido una solución y que le hace perder competitividad al sector agropecuario respecto a otros países que tienen estos temas ya resueltos y que pueden trabajar de una manera muy distinta. Además hace al hábitat de las personas que optaron por vivir en el campo, que suelen tener distintas complicaciones para transitar los caminos y tampoco tienen conectividad.
La seguridad es un tema a abordar también. En la provincia de Buenos Aires ha sido exitosa la experiencia del comando de patrullas rurales y claramente en La Pampa tienen un desarrollo parecido. Pero siempre hay que estar atentos, porque la inseguridad urbana muchas veces se traslada al ámbito agropecuario.
Por último, desde hace unos meses estamos trabajando en un proyecto que se denominaría “Educación en la Ruralidad”, para aportar ideas al respecto a los gobiernos provinciales y municipales.
-¿También habrá alguna iniciativa para hacer crecer la cantidad de adherentes a CARBAP?
-En esa cuestión, tenemos una interrelación muy fuerte con las rurales y trabajamos de forma integral con las mismas. La rural de base se encarga de todo lo que es la proximidad con el productor y la manera en que puede asociarse. Todos los años tratamos de hacer algún tipo de campaña para lograr ese acercamiento. Sobre todo apuntando al recambio generacional. Muchas veces las personas más jóvenes, por motivos laborales o familiares, no están tan motivadas a participar del gremialismo rural. No obstante, nosotros en la comisión de CARBAP hicimos recambios generacionales y desde hace dos años se ha incorporado a gente joven, de entre 30 y 40 años, a la mesa ejecutiva. En ese sentido, trabajamos también con los ateneos, que hacen a las bases de CARBAP y preparan a los dirigentes que van a estar a cargo de las rurales el día de mañana.
-¿Cuál es tu opinión sobre el acuerdo que recientemente firmó el Gobierno con algunos actores de la cadena para retrotraer los precios de la carne en algunos puntos de venta?
–Entiendo que este tipo de convenios entre el Gobierno y particulares, mientras no sean coercitivos, es un esfuerzo válido. Pero va a comercializarse principalmente en centros urbanos. Porque debe tenerse en claro que tanto los precios máximos y cuidados, como este tipo de promociones, a la gente del interior no le llegan.
Cabe destacar que el frigorífico ABC, proveedor de gran parte de la mercadería, que no llega al 6% de la faena y que se va a comercializar a determinado valor, es exportador y por eso dispone de una capacidad distinta. Por eso hay que entender la idea de que la exportación argentina puede beneficiar a la rentabilidad de un frigorífico y le permite hacer este tipo de promociones. Para que quede claro que todo el tema de las prohibiciones a las ventas (al exterior), como en determinado momento se hizo con el trigo, la leche y la carne, han fracasado y no sirven. Este caso, en cambio, demuestra que un frigorífico exportador obtiene una rentabilidad que le posibilita mejorar los precios internos.
-CARBAP siempre fue muy combativa. ¿Cómo crees entonces que va a desarrollarse la relación con el Gobierno nacional y los provinciales durante tu presidencia?
-Con el Gobierno nacional siempre trabajamos a través de CRA (Confederaciones Rurales Argentinas), que nos representa en ese orden. Pero por el tamaño de CARBAP y la representación de productores que contamos, por supuesto que también tenemos debates con el Gobierno nacional. La cuestión es bastante compleja, porque por lo actuado se ve que no tiene un afición a hablar con las gremiales. Pero a fines del año pasado y lo que va de este, se está buscando un diálogo más fluido con algunas comisiones, como pueden ser las de trigo y maíz, pero no así con las gremiales. De todas maneras creo que el diálogo siempre puede llevar a una solución. Las medidas inconsultas que surgen de un día para el otro, como la del maíz, han demostrado que la cadena no las acepta y ya fracasaron en el pasado.
Respecto al Gobierno bonaerense, tenemos una relación razonable con el gobernador (Axel) Kicillof, quien ha derivado todo al ministro (de Desarrollo Agrario, Javier) Rodríguez, que es un hombre que tiene un buen diálogo y hemos debatido distintos temas más allá de las diferencias de criterios políticos y de visiones que podamos tener respecto a las cuestiones productivas, la economía o el manejo de las decisiones. Más allá de eso, es un hombre predispuesto al diálogo con el que pudimos llevar adelante algunas cosas que trabajamos. Así que creo que nos venimos manejando bien y por el momento entiendo que se podrá seguir de la misma manera.
En el caso de La Pampa, la relación no es tan fluida y menos con CARBAP. Por lo cual a través de mi gestión vamos a tratar ese tema con el gobernador (Sergio) Ziliotto para ir charlando como lo hacíamos, de forma bastante aceitada, con la administración de (Carlos) Verna.
