El jugo de uva concentrado (JUC) o mosto pasó de ser un producto complementario a un actor central de la vitivinicultura argentina tras casi triplicarse la producción en los últimos años y convertirse en el país mayor exportador en volumen del mundo.
“El JUC o mosto que comenzó siendo marginal en la industria vitivinícola, pero que con el transcurso del tiempo ha sabido construir un espacio importante en volumen y facturación de exportaciones”, explicó Fernando Morales, presidente de Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto (Cafem).
En 1991, cuando se fundó la Cafem, en la Argentina se producían 148 millones de litros de mosto por año; y, en 2020, el país elaboró 442 millones de litros, lo que representó un crecimiento acumulado de 198,5%, según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino.
En tanto, entre 1992 y 2020, las exportaciones argentinas de JUC crecieron 249,1% en volumen al pasar de 38.777 toneladas a 135.387 toneladas; mientras que, en facturación, las ventas al exterior de JUC pasaron de US$ 41,25 millones en 1992 a US$ 138,08 millones en 2020, con un alza de 234,7%.
“Cuando se creó la Cafem, recordó Sergio Colombo, miembro fundador y exgerente de la entidad, ya Argentina comenzaba a posicionarse como un jugador importante en la producción de jugo de uva concentrado blanco principalmente”, agregó.
“Si bien en los 80 ya Argentina empezó a hacer sus primeras exportaciones de mosto, en aquellos años era considerado incluso por la propia industria como un subproducto de la vitivinicultura”, explicó.