La muerte de 200 vacas generó un gran impacto en la provincia de Entre Ríos, más específicamente en un campo de Rincón de Nogoyá, un departamento entrerriano de Victoria.
Según lo explicado por algunos testigos, el lote de bovinos se alimentaba de pasturas, de forma natural, cuando de la nada comenzaron a caer y a morir.
Raúl Brassesco, titular del INTA, explicó que “la falta de agua en los suelos puede provocar un proceso de mineralización donde el nitrógeno se convierta en nitratos, altamente tóxicos para los animales”.
Brassesco manifestó que algunos de los síntomas son: dificultad para respirar, incoordinación para caminar, temblores, orina frecuente y el color de una mucosa grisácea.