El Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral presentó un nuevo informe del Ag Barometer Austral, un índice de confianza de los productores argentinos. A raíz de la pandemia de coronavirus, que detuvo casi en su totalidad las actividades del país, el campo vive una situación de incertidumbre y desconfianza que impulsó al 64% de los productores a postergar inversiones y restringir gastos.
Los resultados arrojaron que 3 de cada 4 productores esperan tener resultados económicos peores debido a la baja de los precios internacionales y los derechos de exportación incrementados en la Argentina y confirma el nivel de pesimismo actual de los hombres rurales. La pandemia, sin embargo, no afectó sustancialmente la trilla y la logística de granos: los problemas de transporte que existieron a comienzo de la cuarentena quedaron resueltos.
“El Índice de Condiciones presentes -que incluye la situación financiera actual comparada con la de un año atrás, y la oportunidad para realizar inversiones en activos fijos- se recupera levemente respecto al mínimo histórico de enero 2020, aunque sigue muy negativo con un valor de 50 (58% de los productores piensan que están peor financieramente, y sólo 27 % de los productores considera que es un buen momento para realizar inversiones)”, detalla el informe.
“el 70% espera un resultado peor o mucho peor en relación a la campaña pasada”
Además, sólo un 9% de los productores ve una oportunidad en medio de la pandemia. Dentro de estas oportunidades, 28% identifica ventajas crediticias, 25% promociones en insumos y 31% otras oportunidades de negocios. Por otra parte, el 70% de los encuestados espera un resultado “peor o mucho peor” en relación a la campaña pasada.
“El 28% de los productores indica que deberá vender más del 80% de su producción de granos antes de julio, a fin de cubrir sus compromisos de cosecha. Un 32% de los productores plantea que necesitará vender menos de la mitad, en tanto 40% venderá entre 50% y 80% de lo producido”, refleja Ag Barometer Austral.
En cuanto al Índice de Expectativas Futuras, explican: “Es el que más dramáticamente ha caído desde su máximo en julio 2019, y es altamente preocupante, ya que desde los comienzos de la medición siempre había sido positivo (mayor a 100), aun cuando el Índice Presente fuera negativo. Esto no se ha logrado recuperar en esta edición”.