Maíz: estiman una caída de 2 millones de hectáreas por la chicharrita y la sequía
La Niña y la chicharrita se unieron, consolidando un cóctel muy perjudicial para el maíz, el cultivo estrella que supo avanzar en tierras y rendimientos de la mano de la incorporación de alta tecnología, generando beneficios productivos, económicos y ambientales en la agricultura argentina de la última década.
La primera proyección de siembra maicera 2024/25 de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), anticipa una caída interanual del área del 21% para la campaña que está próxima a comenzar, lo que representa un recorte de 2 millones de hectáreas.
De concretarse, “no habría habido una reducción relativa de área del cereal de esta magnitud en 17 años; esto es, desde la campaña 2008/09″, indicó Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro de la BCR, que lleva registros en serie desde esa campaña. De ser así, se implantarían 7,67 millones de hectáreas con maíz en 2024/25, y Argentina podría producir 49 millones de toneladas, considerando un escenario normal de clima y que 6,17 millones de hectáreas serían cultivadas para grano.
El maíz no paró de expandirse desde el ciclo 2014/15 hasta el 2023/24, cuando marcó un récord de siembra. Pero pasaron cosas… Precisamente en la última campaña, la enfermedad del achaparramiento del maíz, generada por la bacteria Spiroplasma kunkelii, transmitida a través de la chicharrita, un pequeñísimo insecto plaga, causó estragos en los cultivos y enormes pérdidas de rendimiento. El crecimiento explosivo de la población de la plaga, endémica del norte del país, y su expansión súbita hacia el sur, arrasando con la zona agrícola central, fue alarmante, llegando incluso al sur de la región pampeana.
Como consecuencia de la enfermedad, en el norte del país los rindes se derrumbaron entre un 50% y un 70%, mientras entre un 25% y un 60% del área total cultivada directamente no se cosechó. De acuerdo con el relevamiento de la GEA, Chaco y Santiago del Estero son las dos provincias más afectadas. Allí manifiestan que esta campaña es definitoria para gran parte del sector: “No pueden fallar este año para seguir en negocio de la producción agrícola. En estas provincias se está manifestando una caída en la intención de siembra del maíz de 50% a 80%“, advirtió Russo.
En el centro y sur de Buenos Aires y La Pampa donde no han registrado el impacto del achaparramiento en los rendimientos del maíz de la campaña 2023/24, los productores, en principio, manifiestan una intención de siembra similar a la de la campaña precedente para este año.
La chicharrita afecta principalmente a las siembras tardías, por eso, los peores efectos vieron en los lotes sembrados después del 10 de diciembre. Cabe recordar que en la campaña 2023/24 el 65% del maíz se hizo en forma tardía, es decir que se sembró después del 15 de noviembre. Por eso, en esta campaña serán esenciales las lluvias de septiembre y octubre para poder hacer las implantaciones de forma temprana. Y aquí se presenta el otro problema y la incertidumbre: los pronósticos climáticos adelantan la ocurrencia del fenómeno La Niña, de intensidad moderada, a partir de setiembre-noviembre, lo cual generaría menores lluvias que lo normal para la estación.
“Esto es muy importante para entender que las intenciones manifestadas pueden cambiar ante buenas lluvias, o su ausencia. Lamentablemente, en las últimas cuatro campañas las precipitaciones de septiembre han estado bastante lejos de cumplir con las estadísticas mensuales. Este año plantea un panorama muy difícil y de alta incertidumbre para el maíz, que se ve reflejado en un fuerte retraso de ventas de insumos”, señalaron desde la GEA.