Un tambo robot en Córdoba que integra educación, investigación y producción
El INTA Villa María y la Escuela Superior Integral de Lechería desarrollan un sistema de ordeñe robotizado que combina innovación tecnológica, formación práctica y proyectos de investigación junto a empresas y estudiantes de distintos niveles.

El INTA Villa María y la Fundación de la Fundación Escuela Superior Integral de Lechería (FUNESIL) desarrollan un tambo robot con 54 vacas en ordeñe, en la localidad de Ramón J Cárcano, provincia de Córdoba, que integra innovación tecnológica, capacitación y sustentabilidad. El proyecto surge de un convenio de cooperación vigente desde la década de 1980, que en sus inicios permitió instalar uno de los primeros tambos de prácticas para la enseñanza del ordeñe mecánico.
En 2019 se renovó el acuerdo con la propuesta de instalar un módulo robotizado para recuperar el sentido original de enseñar tecnología aplicada a la producción. El nuevo espacio cuenta con un galpón con ordeñe robotizado, instalaciones diseñadas para bienestar animal y sistemas de tratamiento de efluentes y gestión del agua. Según Mónica Moretto, jefa de la Agencia de Extensión Rural del INTA Villa María, “es un proyecto demostrativo, pero también ligado a la investigación, la extensión y el desarrollo”.
En este ámbito se forman estudiantes de nivel medio y de tecnicaturas superiores en Industrias Lácteas, en Industria de Alimentos (junto con la Universidad Nacional de Villa María) y en Gestión de la Producción Agropecuaria. Además, se dictan cursos teórico-prácticos en los que participan técnicos del INTA y docentes de la escuela, para profesionales y personal de los campos. También reciben visitas de escuelas agrotécnicas de distintas zonas productivas del país.
Para Ariel Dal Molin, médico veterinario, docente de la institución y responsable del establecimiento Cárcano, donde funciona el tambo, “apuntamos a que este espacio sea un punto de referencia, una unidad demostrativa con lo último en tecnología y con un modelo de sustentabilidad que cuide los recursos naturales”.
Moretto, quien también es docente de la materia Producción de Leche en la tecnicatura de la escuela, destacó que el tambo robot abre nuevas oportunidades para acercar a los jóvenes a la actividad: “Hoy la tecnología del tambo y las condiciones de trabajo son distintas a las de los sistemas tradicionales. Queremos entusiasmar a los chicos, para que vuelvan a encontrar una pasión por la lechería”.
Tambo demostrativo
El establecimiento Tambo Cárcano cuenta con 54 vacas en ordeñe y una capacidad para 65 animales. La producción promedio alcanza unos 24 litros por vaca y por día. No obstante, apuntan a mejorar esa productividad en el corto plazo. “Tuvimos un impasse por falta de alimento, pero ya logramos regularizar el suministro para llegar a 30 litros diarios por animal, que es nuestro objetivo inmediato”, dijo Dal Molin.
Las instalaciones fueron diseñadas para garantizar eficiencia y bienestar animal. “Las vacas viven en un sistema de cama fría y se aceran voluntariamente al robot, que realiza de manera automática todo el proceso de ordeñe”, detalló. El sistema incluye un piso de cemento rayado para evitar resbalones, una calle destinada a la alimentación, por donde circula el mixer. “De esa forma, las vacas pueden ir a comer o ingresar al robot, donde reciben el balanceado”, agregó.
El campo dispone de 23 hectáreas, de las cuales 17 se destinan a la producción de forraje. Allí se siembra avena para rollos, de maíz y sorgo en convenio con una empresa interesada en evaluar variedades. “Incluso dejamos una hectárea sin laboreo para comprobar cómo se comportan esas variedades”, indicó el docente. Esa producción se destina a silaje, mientras que otras 15 hectáreas provienen de un acuerdo con una estancia vecina y parte de los rollos de alfalfa se adquieren en el mercado.
La leche producida se destinaba a la planta piloto de la escuela, donde se elaboran quesos blandos y duros, yogures, helados, leche en polvo y dulce de leche. “Esa planta piloto es parte del espacio de formación práctica de las tecnicaturas en alimentos y en lechería, y permite a los alumnos elaborar distintos productos como parte de su preparación profesional”, sostuvo.
Educación teórica y práctica
Los estudiantes participan de todo el ciclo productivo, desde la alimentación hasta la obtención de leche. Dal Molin explicó: “En el nivel secundario tenemos varias orientaciones, como Agro y Ambiente y Ciencias Naturales, que son las más vinculadas con este sistema y en las que los alumnos participan mediante trabajos prácticos”.
En la orientación Agro y Ambiente los jóvenes asisten con frecuencia al campo para realizar prácticas. “por ejemplo, en cuarto año la base es el componente animal, por lo tanto hacen castración, descorne, vacunación y limpieza de la guachera”, detalló. En el nivel terciario, correspondiente a la tecnicatura en Gestión de la Producción Agropecuaria, las prácticas se extienden al manejo agronómico y al sistema productivo animal, con pasantías. En esas instancias, los estudiantes permanecen cinco días en la casa-aula del campo, equipada con dormitorios, para cumplir todas las tareas de un establecimiento de producción primaria.
Moretto destacó: “Vemos la teoría en el aula y luego vamos al campo para llevarla a la práctica”. El sistema también integra a otros niveles. “Los alumnos de tercer grado van al tambo para conocer cómo se produce la leche y en la planta piloto observan la elaboración de quesos, hasta terminar en el negocio del colegio, donde se vende el producto final”, señaló Dal Molin.
La formación combina lo académico con la capacitación técnica. “Distinguimos la educación formal, vinculada al nivel superior y al bachillerato secundario, de la capacitación no formal, que desarrollamos con el INTA para profesionales, productores y operarios”, explicó. En este marco se organizan jornadas sobre guachera, crianza artificial de terneros, inseminación, manejo de mixer, registros de información y podología, entre otros temas. “Estamos convencidos de que las personas que trabajan en el sistema necesitan formarse para hacer más eficiente su labor y mejorar la eficiencia total de la producción de leche”, agregó.
Moretto remarcó el valor agregado que brinda este enfoque: “El hecho de que los egresados de las tecnicaturas tengan prácticas en la planta piloto o en un tambo real les da un plus que no existe en otras carreras”. Y subrayó que la capacitación es una fundamental para achicar brechas entre el potencial productivo y los resultados reales.
Investigación
El establecimiento también funciona como espacio de investigación a partir de convenios entre la escuela, el INTA y empresas del sector. Dal Molin desarrolló: “Hacemos convenios marco mediante los cuales las empresas presentan proyectos en producción primaria de leche y utilizan nuestras instalaciones para las investigaciones”.
Uno de esos acuerdos se estableció con Vetanco, que realiza muestreos de sangre en el rodeo para probar una vacuna contra la garrapata. Otro caso es el de Produgenes, empresa de genética y comercialización de semen, con la que se efectuó una corrida genómica en terneras. “Ese análisis se hace en Estados Unidos y nos devuelve particularidades genéticas relacionadas con el ordeñe robotizado. Hoy se buscaba la mansedumbre y la adaptación de los animales al robot. Cuando esas vaquillonas sean vacas vamos a poder comprobarlo”, señaló.
A la vez, la escuela trabaja con la Asociación de Criadores de Holando Argentino en un programa para obtener, en un horizonte de cinco generaciones, vacas puras por registro, mediante identificación individual y control productivo. También mantiene un convenio con la Sociedad Rural de Villa María que facilita becas para hijos de socios que asisten a la institución educativa.
Los estudiantes tienen libertad para usar el establecimiento como ámbito de práctica. “Pueden tomar datos o muestras para sus trabajos finales y estamos involucrándolos en una investigación sobre alimentos balanceados, para evaluar si un determinado alimento es atrayente para los animales”, detalló Dal Molin. Esa línea de investigación resulta relevante porque, en un sistema robotizado de tránsito libre, el alimento balanceado es el principal estímulo que motiva a las vacas a ingresar voluntariamente al robot de ordeñe. (todolecheria.com.ar)

Para comentar, debés estar registradoPor favor, iniciá sesión