viernes, abril 26, 2024
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Cultivos sustentables: a poner manos a la huerta

El Concejo Deliberante de Tres Arroyos aprobó la ordenanza que impulsa la creación de huertas agroecológicas comunitarias en la ciudad, a partir de un proyecto gestado en 2019 por alumnos de la Escuela Secundaria N°1.

Por Juan Berretta
Especial para TRANQUERA

La idea estaba buenísima: una huerta comunitaria agroecológica para abastecer los comedores barriales infantiles y que además sirviera como unidad demostrativa y de capacitación para quienes quieran iniciarse en la producción de verduras y hortalizas para consumo personal o con visión comercial. Y mejor resultaba todavía la propuesta al saber que los impulsores fueron los alumnos de 6º 4ª de la Escuela Secundaria N°1 de Tres Arroyos. En definitiva, un grupo de jóvenes que se encolumnó detrás de una iniciativa con una profunda mirada solidaria y que contemplaba el cuidado del medio ambiente.

La propuesta nació durante el ciclo lectivo 2019 en el marco de la materia Geografía e Investigación que estaba cargo del profesor Juan Pablo Tappertti y gracias al empuje del grupo y a la evolución de la idea pudieron llamar la atención del Concejo Deliberante local, que en julio pasado convirtió el proyecto en ordenanza municipal.

Hoy ya está en marcha una huerta en el Centro Integrador Comunitario del barrio Olimpo y el objetivo es poder replicarlo en otros sectores de la ciudad. Claro que resumido en dos párrafos pareciera que todo fue sencillo y sin complicaciones para los chicos. Obvio que no fue así, y el paso a paso merece ser contado.

Debate

Los alumnos llegaron a la idea de llevar a cabo huertas comunitarias luego de debatir otros proyectos. Fue determinante para que todos se pusieran de acuerdo que se trataba de una producción saludable, ya que se apunta a un trabajo agroecológico, sin uso de agroquímicos, y que lo producido se destinara a abastecer a los comedores barriales de la ciudad.

Hubo un tercer hecho que hizo que la idea tomara un impulso importantísimo y pasara a convertirse en un proyecto serio: la charla con Fernando Pluis, el vecino tresarroyense que junto a un grupo de personas cultiva una huerta en el Parque Cabañas (un espacio verde público) y produce semillas sin alteraciones que regala con el objetivo de estimular la generación de quintas naturales.

Justamente llegaron a Pluis como parte de los trabajos que plantea la materia. “Una vez definido qué hacer como proyecto, en este caso la huerta, se tienen que llevar a cabo entrevistas con gente que se dedique al tema, con funcionarios, con técnicos especialistas, y así los chicos fueron avanzando”, resume Tappertti.

Pluis los alentó a qué el proyecto era posible. Otro empujón clave recibieron también por parte de los ingenieros de la Chacra Experimental Integrada Barrow del INTA, a quienes contactaron para pedirles una asesoría técnica. La visita a los comedores barriales fue otro punto fundamental en la investigación.

“Una vez definido el proyecto se llevaron a cabo entrevistas con técnicos y funcionarios, y así los chicos fueron avanzando”.

Concejales

Con el objetivo de averiguar qué espacio le da el municipio a la alimentación sustentable, un grupo de alumnos recorrió los distintos bloques de concejales. Por supuesto que a todos les pareció muy interesante el proyecto porque ayudaría a los que más lo necesitan y sería una producción saludable.

La charla con los ediles también sirvió para sondear el apoyo que tendría la idea en caso de llegar a ser tratada por alguna comisión del Concejo Deliberante. Porque la huerta destinada a abastecer a los comedores tendría que ser trabajada por empleados municipales.

Otra visita clave fue al Instituto de Formación Profesional N° 33 donde hablaron con alumnos y profesores de Economía Social, y les sirvió fundamentalmente para que les explicaran cómo organizar el trabajo en equipo.

Luego el proyecto fue presentado en la Banca Ciudadana del Concejo Deliberante y la aceptación fue total. Se terminó el año con muchas posibilidades de que la iniciativa fuera impulsada por los concejales y pudiera transformarse en ordenanza.

Año nuevo

Para evitar que el verano enfriara el proyecto, más teniendo en cuenta que los chicos ya habían egresado, el profesor organizó otra reunión con los concejales y con la ingeniera Natalia Carrasco del INTA, quien se enamoró de la idea no bien se la presentaron. Después, ella fue el nexo con la Secretaría de Desarrollo Social municipal y de esa gestión surgió la posibilidad de tener el terreno en el CIC de Olimpo y de contar con el personal para trabajar la huerta.

A principios de marzo, se realizó una reunión en la Escuela Técnica con todos los involucrados y se terminó de organizar el proyecto versión 2020. Ahí se oficializó que el INTA aportaría las semillas, las herramientas y la asistencia técnica; el municipio el terreno y la mano de obra, y la Escuela de Educación Técnica estaría presente por medio de alumnos de la Tecnicatura en Tecnología de los Alimentos y de las Tecnicaturas en Electromecánica y Energías Renovables, quienes junto con sus respectivos docentes realizarán trabajos de logística y equipamiento, así como tareas de control de calidad y producción.

Y se puso fecha de inicio de las actividades: el miércoles 18 de marzo. Todo iba muy bien hasta que el coronavirus metió la cola y debió suspenderse el lanzamiento. El viernes 20 comenzó la cuarentena y eso hizo que todo quedara en pausa.

Modo coronavirus

A fines de mayo, con la cuarentena más permeable, el proyecto empezó a transformarse en una realidad: con todas las medidas sanitarias de prevención, en el CIC de Olimpo se plantaron las primeras lechugas que marcan que el proyecto ya está en marcha. Es cierto que mutó, que tiene algunos condimentos distintos a los pensados por los chicos, pero la esencia es la misma. “Para nosotros fue un día muy importante”, dice Tappertti.

Los chicos en el CIC Olimpo de Tres Arroyos, junto al profesor Tapperitti. (Instagram)
Los chicos en el CIC Olimpo de Tres Arroyos, junto al profesor Tapperitti. (Instagram)

Junto a él estuvieron Florencia Ottaviano y Thiago Benítez, dos de sus exalumnos, que cargaron felices los plantines que fueron plantados por Marcelo y Cristian, los dos empleados que aporta el municipio gracias a la gestión hecha por el secretario de Desarrollo Social, Marcelo León.

Con las manos llenas de barro, y tan feliz como Tappertti, se mostró Natalia Carrasco. La referente del programa Pro Huerta en la Chacra Experimental Integrada Barrow es la directora técnica de la plantación y otra pieza clave en la iniciativa. Unos metros más allá, respetando el distanciamiento social, se muestran en la foto de ese día Carlos Appathie, jefe de área de Tecnologías de los Alimentos, y Josefina Conde, profesora de Geografía, ambos de la Escuela de Educación Técnica, y actores de la versión 2020 del proyecto Huerta Agroecológica Comunitaria “Dar vida a la vida”.

Integración

“Está buenísimo todo lo que se generó a partir del proyecto de los chicos, esto surgió de una escuela, y trascendió a otros ámbitos”, dijo Tappertti. “Participan dos escuelas, el INTA, el municipio, el CIC de Olimpo… Se fue armando una red, que siempre es mucho más fructífera y sostiene más una propuesta que cuando sólo la impulsa una persona o un solo grupo”, destacó Carrasco.

La producción que se obtenga de la huerta será destina a comedores infantiles, tal lo pensaron los ideólogos del proyecto. “La idea es primero atender la necesidad del barrio Olimpo y después ir abarcando a otros sectores de la ciudad”, cuenta Thiago, uno de los exalumnos que se mantuvo vinculado con el proyecto y hoy está a cargo de actualizar el Instagram (huertacomunitaria.ts.as.).

Expansión

Si bien se están dando los primeros pasos, el norte del proyecto está definido y es muy ambicioso. “El objetivo es ir avanzando y poder replicar estas huertas en otros barrios y también en las casas de los vecinos, que sea un incentivo para las huertas familiares. La idea es que esta huerta sea un faro, que sirva para formar voluntarios e incentivar a que muchos se animen a cultivar”, se entusiasmó Natalia.

“Buscamos, además, que haya una interacción con educación, que vengan las escuelas a ver cómo se trabaja, que sea una huerta abierta a la comunidad en donde nosotros podamos hacer capacitaciones, intercambio de semillas y de saberes. Y sobre todo de generar lo que nosotros proponemos, que es la soberanía alimentaria”, agregó.

Ordenanza

En su primera sesión del mes de julio, el Concejo Deliberante de Tres Arroyos aprobó la ordenanza que impulsa la creación de huertas agroecológicas comunitarias en la ciudad. “Si bien la ordenanza apunta a algo más macro, nos llena de orgullo porque la base fue el proyecto realizado por los alumnos”, explicó Tappertti.

“Lo estuvimos hablando y analizando con los chicos en su momento, y la idea original de crear una huerta se transformó en un programa de acompañamiento, de fomento de las huertas agroecológicas. Y esto tiene que ver con un trabajo articulado entre el programa Pro Huerta del INTA, las trabajadoras sociales y los propios vecinos. Se apunta a que las familias tengan sus propias huertas en sus casas como una forma de acompañar la asistencia alimentaria”, manifestó Tatiana Lescano, concejala por el Frente de Todos.

“Lo que hace la ordenanza es coordinar los distintos actores municipales y abrir puertas, que no haya excusas para no sumarse”, agrega.

Al tratarse de una producción a baja escala, lo que se vaya cosechando en principio la idea es que sea utilizado en los Centros de Atención Primaria de Salud de los barrios en los que se dictan talleres de cocina, y una vez que aumente la producción sí abastecer a los comederos comunitarios.

El proyecto está servido y se nota que va a estar riquísimo. Manos a la huerta entonces.


Buenas prácticas agrícolas y de enseñanza

Por Gabriel Álvarez *

El conjunto del proyecto es por demás interesante fundamentalmente porque pueden aprovechar lo que para los criterios actuales de enseñanza es enseñar de un modo renovado la Geografía.

De acuerdo a lo que nosotros trabajamos desde el Ministerio de Educación años atrás, el desarrollo y la elaboración de los diseños curriculares de Geografía tenían como idea fundamental que los estudiantes pudieran investigar sobre temas que les resultara significativos, interesantes, creativos. Y los chicos, liderados por Juan Tappertti, pudieron trabajar en torno a huertas, a proyectos agroecológicos, lo que ellos buscaron.

Lo interesante en primer término es que ellos hayan podido alcanzar un acuerdo sobre lo que les interesaba saber. Cuestión muy importante y relevante en la enseñanza. Porque por una parte está lo que hay que saber para ser competente en la sociedad, para poder desarrollarte profesionalmente, pero por otra está aquello que te interesa. Lo cual hace que el aprendizaje sea mucho más firme, duradero, creativo.

En lo que respecta al diseño de Geografía de sexto año hay un concepto muy interesante que está tomando mucha importancia en el mundo: la soberanía alimentaria. Y ésta habla mucho de la formación política y ciudadana de los estudiantes, porque de este modo ellos ganan práctica en el conocimiento de un manejo de un recurso, como es la tierra en este caso.

En esta iniciativa se relacionan dos cuestiones: las buenas prácticas agrícolas, porque refiere a producción agroecológica, y las buenas prácticas de enseñanza, porque el profesor acuerda y enseña a los estudiantes un contenido que tiene implicancia en la vida de cada uno.

Porque no es un contenido abstracto, sino que en la medida que él enseña Geografía de este modo, ellos están aprendiendo procedimientos de relación con la tierra, con el medio ambiente, y algo que muchas veces se pide: autonomía, saber hacer.

A eso hay que sumarle otro aspecto interesante, que es como pudieron articular en lo político con diferentes partidos, en términos de organizaciones sociales y del Estado para complejizar el proyecto.

* Geógrafo y Magister en Sociología de la Cultura. Docente e investigador de las universidades de San Martin, Tres de Febrero y Tandil. Autor de los diseños curriculares de Geografía para la DGCyE de la provincia de Buenos Aires.

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