viernes, abril 26, 2024
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La historia de veinte productores que se unieron para preservar un arroyo, controlar la caza furtiva y el abigeato

Ocurrió en el arroyo Ayuí, cerca de la localidad de Concordia, Entre Ríos. “La idea surgió al comprender que se requería del esfuerzo de la comunidad para asegurar la preservación de este ecosistema”, aseguraron.

Bajo el nombre “Corredor de Conservación del Arroyo Ayuí Grande”, productores de la zona del arroyo Ayuí, cerca de la Ciudad de Concordia, Entre Ríos, impulsaron un proyecto que nació en 2007 con el objetivo de cuidar las aguas y su ambiente natural, y que ahora se propone la erradicación de minibasurales y el control de caza furtiva y el abigeato.

“La idea surgió al comprender que se requería del esfuerzo de la comunidad para asegurar la preservación de este ecosistema”, la coordinadora territorial y de desarrollo rural del INTA Concordia, Lilian Roman, según difundió el sitio Bichos de Campo.

“El Corredor está planteado como una mesa de diálogo entre vecinos, con presencia del INTA Concordia, CTM Salto Grande y la Fundación Hábitat y Desarrollo, y la idea es trabajar temas como el control de flora leñosa exótica, la divulgación de los recursos naturales y culturales del arroyo, la erradicación de minibasurales y el control de caza furtiva y el abigeato”, agregó.

Roman, además, señaló que comenzaron a “contactar vecinos y municipios para lograr su compromiso para cuidar el arroyo y su ambiente natural cercano en el tramo de su propiedad, tanto pública como privada”.

Sobre el arroyo

El arroyo Ayuí Grande abarca cuatro municipios del departamento Concordia hasta desembocar en el río Uruguay, apenas debajo de la Represa Salto Grande. Los municipios son Concordia, Colonia Ayuí, Los Charrúas y La Criolla, un área principalmente dedicada a forestación de eucaliptos, citricultura, ganadería extensiva, cultivo de arándanos y, en menor medida, turismo.

Varios vecinos son productores agropecuarios y otros solo tienen casas de fin de semana o se dedican al turismo, pero todos firmaron un convenio con la Fundación Hábitat y Desarrollo donde se comprometieron a no desmontar bosque nativo, a no pescar con trasmallo y a no obstaculizar el curso de agua ni aplicar agroquímicos a 50 metros del arroyo. Tampoco pueden lavar maquinaria ni plantar algunas especies exóticas ornamentales de gran poder invasor como acacia negra, paraíso, crataegus, ligustro o ligustrina”, resume Lilian.

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