jueves, abril 25, 2024
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El precio del pollo podría subir un 3% durante este mes

Lo aseguró el presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, durante una entrevista con Tranquera en la que se abordaron diferentes aspectos vinculados a la actividad y al consumo de carne aviar.

El paladar de muchos argentinos, por una cuestión de gustos o de bolsillo, ha ido modificándose sustancialmente a lo largo del tiempo.  Según informes del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), el consumo de carne aviar durante el año pasado logró equipararse, por primera vez en nuestro país, con el de carne vacuna, en torno a los 50 kilos por habitante.

Para hablar de este tema y otros aspectos que hacen al sector, Tranquera se comunicó con el presidente de CEPA, Roberto Domenech.

-¿A qué factores se debe este incremento de la demanda?

Nosotros mantuvimos un crecimiento constante del consumo, parejo.  Años con incrementos de dos kilos (por habitante), y otros de 500 gramos. Mientras que la carne (de vaca) viene bajando. En 2002, el pollo se ubicaba en los 23 kilos de consumo y los cortes bovinos en 70.    

Creo que esto se debe a una tendencia mundial. Las proyecciones, entre 1980 y 1985, eran que, entre 2015 y 2020, la producción de carne de pollo iba a ser la mayor a nivel mundial, superando al cerdo, que es la de más consumo en general, fundamentalmente por China y algunos países europeos.

El otro elemento fundamental es el precio que tiene el pollo en el mundo entero. Así como la baja del consumo de la carne bovina tuvo que ver con un poco menos de oferta, que condujo a mayores precios, en el caso del pollo fue exactamente al revés. Cada vez hay mejores resultados. En forma más rápida se desarrolla el crecimiento del pollo, mejoró sensiblemente el alimento balanceado, como un elemento fundamental, y la tecnología aplicada en los procesos de crianzas y los galpones. Todo ese tipo de cosas lograron que haya una productividad muy grande. Todo eso significo una sensacional disminución de los precios.  En este momento, el pollo salido de fábrica está aproximadamente en 105 o 108 pesos el kilo, a lo que hay que ponerle un 10,5% de IVA. Pero al público está llegando a 150 pesos en un lugar de oferta, y en una carnicería muy cara a 180 pesos. Mientras que el corte más barato de carne (de vaca) que puede haber,  está arriba de los 400. Eso para el consumo es muy importante.

Creo que también hay una cuestión de gustos. Es un producto que gusta, con una proteína de altísima calidad. El pollo se demanda en toda la sociedad, pero el consumo fuerte está en la clase media y baja. Que es donde hay menor poder adquisitivo. Pero eso no pasa solo en nuestro país. En Brasil hace 20 años que está posicionado muy fuere el pollo. Aunque ahí no tuvieron que esperar que cayera la carne bovina.   

En los países de alto poder adquisitivo, como los europeos, no tienen un consumo mayor a 22 o 24 kilos (por habitante) de pollo. Tampoco superan los 37 o 38 kilos de carne bovina, tienen unos 25 de cerdo y 14 o 15 de pescado. En Estados Unidos, el consumo de pollo ronda  entre los 46 y 47 kilos, 38 o 40 de  bovina, y 17 o 18 de cerdo.  La constante en el mundo es esa tendencia y yo creo que con los 50 kilos (en Argentina) estaremos por un tiempo largo en un techo de consumo. Eso no quiere decir que no se llegue a los 51 o 52. En tanto,  la carne bovina a medida que siga encontrando espacio en la exportación, que es un símbolo de Argentina y no me parece mal, se va a mantener en los 48 o 50 kilos.

-En base a los números del INDEC,  el Observatorio de Precios del Centro de Economía Política Argentina señaló que, durante febrero, se produjo un importante quiebre en la tendencia de precios que se vio durante el año pasado  y los cortes de pollo se incrementaron  5,7% contra un 0,5% de los vacunos. Es decir, once veces más. ¿Cómo se explica esa realidad? ¿Puede poner en riesgo la creciente predilección por la carne aviar?

-Mientras exista esta diferencia de precios, no veo un riesgo. La carne bovina no aumentó más porque tuvo un techo para hacerlo, que fue el bolsillo de la gente. En el caso nuestro, se debe al incremento del maíz y de la soja a nivel internacional. La alimentación a pasto es una cosa, pero la de los pollos es otra. El maíz se incrementó un 68% durante el año pasado, y en los últimos 4 meses hubo un alza superior al 50%. La soja anda más o menos por ahí. Estaba a 350 dólares la tonelada y ahora está a 530, cuando el 30% del alimento para nuestra actividad es la soja y el 60% es el maíz. El coto de ese alimento se traslada directamente al (precio del) pollo. Impactó en un 5% y es probable que haya 2% o 3% más de suba, que puede ser que aparezca (plasmada) durante este mes.

Además debe tenerse en cuenta que hay un precio producto del costo, pero también de la oferta y la demanda, que es otra cosa. Si se va de vacaciones la gente y cae la demanda, a los pollos no se los puede guardar indefinidamente en los galpones, tienen un período de vida muy corto. En Argentina, faenamos diariamente unos 3,7 millones, de lunes a viernes. El día que están listos, hay que faenarlos y sacarlos. Si no los podés vender en ese momento, los tenés que congelar y después ver cuando comercializarlos. Si tengo que afrontar el aumento del maíz y la soja, y sigo sin vender, no me queda otra alternativa que producir menos, hasta que encuentre aquellos que estén dispuestos a pagar el incremento de costos que tengo.

-Ya hablamos del progreso del sector en el mercado interno. Pero en cuanto al plano externo, ¿cómo evaluás la realidad de nuestro país en cuanto al nivel de exportaciones avícolas?

El comercio mundial de pollos está en el orden de los 11 o 12 millones de toneladas. Los dos principales productores, que ostentan entre el 85% y 90% de la producción, son Brasil, que exporta 5 millones de los 11,  y EEUU con unos 4 millones. En tanto, la Unión Europea no exporta mucho fuera de su circuito, pero internamente son 27 países que comercializan unos con otros. Después viene Tailandia. Nosotros, en 2019, estábamos en el puesto 9 con 300 mil toneladas. Antes, estaba Turquía con 400 mil. Este año todavía no tenemos el ranking del 2020, aunque debemos haber retrocedido bastante porque caímos a las 250 mil toneladas, que significan aproximadamente 75 u 80 millones de dólares menos.

Esto se debió a que con la pandemia cayeron los valores internacionales por el menor consumo. Los grandes exportadores, que mencioné, no esperaron nada y bajaron los precios o devaluaron fuertemente. Como Brasil, que lo hizo en un 45%, porque ahí no viven tan pendientes del dólar. En consecuencia, no hubo manera de seguir la caída de los precios internacionales. Así que se perdieron clientes. Vamos a ver que pasa ahora, en 2021, que no pinta mejor que el año anterior. 

-Por último, ¿la industria avícola hoy es rentable en Argentina?

Es rentable para continuar procesando. No para las inversiones que venimos postergando desde hace 5 años. Primero, no hay crédito. Aunque si lo hubiera, no tendríamos un flujo importante como para solventarlo. Eso nos aleja, cada vez más, de la competitividad mundial. Pero, por supuesto, no hay una situación como la que ocurrió hace 5 o 6 años,  cuando quebró la segunda empresa de ese momento, que era Cresta Roja, y tuvimos otros concursos y quiebras. En ese sentido, el sector está sólido.

Pero estamos muy atrás en inversiones. Sobre todo, en las nuevas tecnologías. Por ejemplo, tenemos camiones con tecnología de hace 6 u 8 años. Si adquiriéramos los actuales, lograríamos mejor rendimiento, consumiríamos menos y alcanzaríamos una mayor dinámica.  Tenemos buena genética, buen alimento, una sanidad impecable, y capacidad humana para el manejo. Pero las nuevas tecnologías son las que permitieron que Rusia hoy produzca pollos en lugares imposibles desde el punto de vista del frío y demás.

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