Luego del incremento de la presión impositiva, el objetivo del gobierno de Alberto Fernández es realizar algunas maniobras para descomprimir el clima tenso con el sector agropecuario y acabar las asambleas que se están realizando en distintos puntos del país.
A partir de las últimas modificaciones que se hicieron, las subas de las retenciones y los impuestos provinciales y municipales, el presidente le aseguró a la Mesa de Enlace que cualquier futura reforma que pueda afectar al campo se realizaría de manera consensuada.
Es desde ese entonces y hasta el momento que las reuniones entre dirigentes rurales y funcionarios públicos, entre los que se destaca el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, han sido múltiples. Mientras tanto, desde el Gobierno priorizan mantener el clima de “cordialidad”.
Es así como diversas iniciativas comienzan a tomar curso para aliviar la situación: una de ellas, según trascendió, es un cronograma de baja gradual de las retenciones que pagan la soja, los cereales y otras producciones. Asimismo, los chacareros reclaman tener una mayor previsibilidad sobre los derechos de exportación y por eso piden que la regla “no cambie cada dos, tres o seis meses”.
Por otro lado, en las próximas se esperan anuncios que involucren directamente a las economías regionales, ya que muchas de ellas quedaron con derechos de exportación superiores al 5% que venían tributando con el esquema de $4 por dólar.
Con respecto al trigo, que viene de dos campañas con expansión tanto de territorio sembrado como de producción, también esperan que se impulse un esquema similar.