En los últimos días, apicultores estadounidenses reportaron la aparición de avispones asesinos. La vespa mandarinia (ese es su nombre real), se registró por primera vez en el estado de Washington y provocó preocupación en otros países como México donde se activó una “emergencia epidemiológica” para evitar que el avispón atraviese la frontera.
Estos avispones gigantes tienen una contextura de más del doble que una abeja normal y cuentan con un largo aguijón cargado de neurotoxina. El pánico crece por el nivel de letalidad de las picaduras en seres humanos, ya que esta toxina podría causar paros cardíacos y shocks anafilácticos. En efecto, recientemente se conoció la muerte de un ciudadano español, que fue atacado en la ciudad de Galicia en el noroeste de España donde también están sufriendo la invasión.
Sin embargo, sostienen que la picadura no es normalmente mortal en humanos, sino que la situación sólo podría agravarse en personas alérgicas y luego de más de una picadura. En total se calculan unas 50 muertes al año a causa de picaduras de Vespa mandarinia.
El verdadero riesgo radica en las colmenas de abejas, ya que el avispón arrasa con la colmena transformándose en un gran depredador. Un dato para nada menor si se considera que las abejas cumplen un rol preponderante en la polinización de los cultivos, necesaria para garantizar una buena cantidad y calidad de las cosechas. Además de significar una clara amenaza para la producción de miel.
De acuerdo a diferentes medios internacionales, el avispón asesino utiliza su mandíbula para decapitar de forma brutal a las abejas. Luego defiende la colmena, desecha la cabeza de la abeja y se queda con el cuerpo para servírselo de alimento a sus crías.
Si bien varios países americanos, como el caso de Colombia, ya se encuentran alertas a la posibilidad de que el avispón se extienda por el continente, los especialistas intentan tender un manto de tranquilidad, asegurando que su propagación no es tan probable como se piensa.
