viernes, abril 26, 2024
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La multiplicación de las malezas

La REM de Aapresid repitió el relevamiento que hizo en 2017 y hubo un aumento de superficie en todos los casos de las especies más difundidas. La novedad es la aparición de los nabos, sin peso en el primer sondeo. A este escenario se le suma la complejidad que ha tomado el control de insectos y enfermedades.

Por Juan Berretta

“En el tema malezas estamos peor en relación a 2017. Como es un problema estructural, es algo lento de cambiar. Y además, tiene una residualidad: las especies resistentes que tenemos hoy son y el fruto de haber hecho las cosas mal durante diez años, de modo que lo que venimos modificando y cambiando en las últimas campañas se va percibir dentro de cinco o diez años”, explica el ingeniero Martín Marzetti, gerente de la REM, la Red de Manejo de Plagas de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).
“Este escenario actual no tiene que ver con que hayamos hecho todo mal en los últimos cinco años, más bien hemos cambiado muchas prácticas, incorporado cultivos de invierno en zonas donde casi no se hacían, se incrementó la siembra de cultivos de cobertura y se están rotando mucho más herbicidas. Pero el efecto se va a notar en los años que siguen”, agrega el especialista antes de meterse de lleno en los resultados del relevamiento que hizo la REM respecto a la presencia de malezas resistentes y tolerantes.
No fueron buenas noticias las que dejó el segundo sondeo realizado por Aapresid en 29 millones de hectáreas, que representa casi la totalidad de la superficie con cultivos extensivos a nivel nacional, para cuantificar la presencia de las principales malezas resistentes y tolerantes. En referencia al primer relevamiento llevado a cabo en 2017, se observó un aumento de hectáreas en todos los casos de las especies más difundidas y la novedad es la aparición de los nabos, sin peso en el primer estudio.

Martín Marzietti (REM) disertó en Tres Arroyos sobre las nuevas malezas.
Martín Marzietti (REM) disertó en Tres Arroyos sobre las nuevas malezas.

Especies

Hace dos años, la REM relevó la presencia de Yuyo colorado (Amaranthus spp.), Pata de gallina (Eleusine indica), Capín (Echinochloa colona), Sorgo de Alepo (Sorhum halepense), Raigras (Lolium spp.), todas resistentes a glifosato, y Chlorideas tolerantes a glifosato. En cuanto a Rama negra (Conyza spp.) que se la encuentra en casi la totalidad de la superficie, se había decidido no relevarla, pero reconociendo su enorme importancia. “En este 2019, a las malezas citadas se incorporaron los Nabos resistentes a glifosato (Brasica rapa e Hirschfeldia incada) que han ganado importancia en estos últimos años”, indica Marzetti luego de disertar en Tres Arroyos, justamente sobre la irrupción que han tenido los Nabos en todo el sur bonaerense.
Yuyo colorado sigue siendo la de mayor abundancia con 20,5 millones de hectáreas afectadas, habiendo crecido 7 millones de hectáreas en estos dos años. La Pata de gallina pasó al segundo lugar, con 9 millones de hectáreas y un crecimiento en este período de 4 millones de hectáreas. Casi en la misma superficie se ubican las Chlorideas, pero su crecimiento fue menor, de un millón de hectáreas. El Capín se lo encuentra en algo más de 8 millones de hectáreas y creció 3,7millones de hectáreas en estos dos años. El Sorgo de Alepo alcanza los 6,5 millones de hectáreas y creció 1,5 millones. Raigrás está presente en 4 millones de hectáreas, dos de las cuales se registraron en este período de 2 años. Los Nabos cubren un millón de hectáreas, siendo esta su primera medición.
“En términos absolutos Yuyo colorado es la de mayor crecimiento, pero porcentualmente las que más crecieron fueron Raigrás con un 100% de aumento, seguido de Pata de gallina y Capín, con más del 80% de crecimiento cada una”, describe el gerente de la REM.

Incremento de superficie afectada por maleza
Incremento de superficie afectada por maleza

Provincias

Respecto a la distribución zonal de estas malezas, entre Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe, concentran el 75% de la superficie con Yuyo colorado, unos 16 millones de hectáreas. Algo similar sucede con la distribución de Pata de gallina. Para Capín, a diferencia, Entre Ríos toma relevancia con el 20% de la superficie de esta maleza. Para Sorgo de Alepo, Córdoba concentra casi el 50% de la superficie afectada, ubicándose Santa Fe en segundo lugar con el 22%. Algo similar ocurre para Raigrás, siendo en este caso Buenos Aires la que concentra el 70% de la superficie, seguida por Entre Ríos y Santa Fe, con un 15% cada una.
Buenos Aires también concentra la totalidad de la superficie con Nabos resistentes. Para Chlorideas, la situación es diferente, donde Córdoba y Santa Fe presentan la mayor parte de la superficie afectada, pero también es significativa en las provincias del NEA y NOA.
“Más allá de las zonas donde ya se veía una fuerte presencia de determinadas malezas hace dos años, se pueden identificar zonas de fuerte crecimiento en este último tiempo. Tal es el caso de Buenos Aires, que es donde se da el mayor crecimiento de Yuyo colorado, pero también de Raigrás, Pata de gallina y Chlorideas. Para Sorgo de Alepo, el mayor crecimiento se dio en Córdoba y Santa Fe. En Capín la situación es diferente y creció marcadamente en Buenos Aires, pero también en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos”, dice Marzetti.

Problema estructural

Los datos preocupantes de este nuevo relevamiento no hicieron más que confirmar que las malezas llegaron para quedarse. “Toda esta información detallada confirma que las malezas resistentes y tolerantes ya son parte de nuestros sistemas productivos extensivos, que debemos aprender a convivir y hacer todos los esfuerzos posibles, a través de un manejo racional, para retrasar la aparición de nuevas resistencias”, explica el ingeniero.
A otra escala, el sistema de producción aplicado por el productor argentino en los últimos 25 años muestra otros signos de agotamiento, como es el avance de las plagas y enfermedades. Una consecuencia de esto es que la REM de Aapresid, surgida en 2010 como “Red de Conocimiento en Malezas”, hoy se denomina “Red de Manejo de Plagas”.
“Decidimos cambiarle el nombre este año porque empezamos a abordar también, por demanda del medio, problemas de insectos y enfermedades. Se hizo más abarcativo nuestro trabajo porque empezamos a ver otros casos de problemas productivos y aplicamos el know how de las malezas en los otros temas”, dice Marzetti.
Si bien las malezas son la problemática más grave por varios cuerpos de distancia, el concepto es el mismo para insectos y enfermedades. “La poca diversidad productiva que tenemos provoca esto. Cuando uno achica diversidad, me refiero a pocos cultivos, pocas rotaciones, el uso de los mismos productos o la misma biotecnología, ocurre lo que nos está pasando”.
Según indica el gerente de la REM, en lo referente a insectos, “el problema son los quiebres de eventos transgénicos. La razón, la misma que las malezas, si vos usas en 10 millones de hectáreas el mismo evento te va a durar cinco años, si en lugar de sembrar uno, utilizas tres y hacés refugios, te a durar 20 años”.
La aparición de problemas con fungicidas en trigo es otra muestra. “Hay que usar distintos fungicidas y también tiene que ver con que estamos haciendo mucha presión con variedades muy susceptibles. Hay que trabajar en eso, en cambiar la mentalidad y que si hay una variedad que rinde, está bien, sembrarla, pero también elegí variedades que no exijan tres aplicaciones de fungicidas”, asegura.
“Para cada temática hay cuestiones puntales, pero la básica es la diversidad. Ese es un concepto que atraviesa las tres problemáticas, a los insectos, las enfermedades y las malezas”, completa.
En tanto, en el cierre de la charla, Marzetti deja un mensaje muy claro: “Este no es un problema pasajero y no se va a solucionar solo. Hay que integrar todas las prácticas posibles, incluso esas que no parecen rentables en el corto plazo, pero en el largo si, por ejemplo, limpiar una cosechadora. Nadie lo quiere hacer, y cuando tiene un problema de crucífera como el que estamos viendo hoy en Tres Arroyos, que te encarece el manejo 30 o 40 dólares por hectárea, dice ‘por qué no me perdí una hora limpiando la cosechadora antes de meterla en el lote’”.
Y agrega: “La clave es el manejo sistémico, que son muchas prácticas y que todas suman un poco para que el planteo sea sustentable”.

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